El Rey se Muere

Eugene Ionesco es, junto a Samuel Beckett el máximo representante del “Teatro del absurdo”. Fechada en 1962, se trata de una de las más profundas meditaciones sobre la condición humana que se haya escrito para teatro, a través de la dramatización poética de la muerte anunciada del rey Berenguer, que bien podría ser la de cualquiera de nosotros. Una hermosa tragicomedia, una obra maestra de la literatura dramática moderna. El rey se muere es una ingeniosa y brillante metáfora de la existencia humana y la pérdida de conciencia que genera el Poder. Un texto teatral sin tregua, con ritmos trepidantes y diálogos sarcásticos.

Son cada vez más quienes sólo se preocupan por su propio bienestar; sin empatía alguna y sin pensar en el futuro que van a legar tras su desaparición, que ni se plantean por un momento. Así vive Berenguer, quien representa a toda la Humanidad en una situación crepuscular apocalíptica, donde el tiempo en que el hombre se hizo rey de la Tierra ha pasado, porque él mismo la está llevando a la destrucción.

SINOPSIS
El médico de la corte del rey Berenguer anuncia a las dos reinas, que su esposo va a morir antes de hora y media, como colofón al desmoronamiento que está sufriendo el reino y el caos de la Naturaleza maltratada. Berenguer, tan despótico como siempre, sigue dando órdenes, pero ya nadie obedece. Se van sucediendo una serie de situaciones absurdas y cómicas mientras el rey intenta desesperadamente prolongar su vida. El personaje pasa por los cinco estadios del duelo ante la noticia de su propia muerte: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Ionesco nos presenta ese “tránsito” del rey con una enorme calidad literaria; comenzando por la parte más grotesca –con un humor muy hiriente- para llegar a un final de una calidad literaria sublime que entronca con los mejores soliloquios y diálogos existenciales en Shakespeare o en la Tragedia Griega, y produce en el espectador una sobrecogedora emoción, tras una hora de peripecias risibles.

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